Que el cordero es una carne deliciosa y que cada vez más consumidores la incluyen en sus dietas es una realidad. No obstante, demasiado a menudo en nuestro día a día olvidamos tomar conciencia real de las cosas que comemos. Hoy, sin embargo, os invitamos a degustar carne de cordero de una forma consciente, disfrutando en cada sensación, viviendo una experiencia sensorial única en la que intervienen vista, oído, tacto, olfato y gusto. Hoy comemos carne de cordero con los 5 sentidos.

Para llevar a cabo el experimento vamos a simplificar la experiencia al máximo. Nos concentraremos exactamente en lo que cada uno de los sentidos capta en referencia a la carne de cordero, olvidándonos del resto de estímulos. ¿Preparados?

¡Ha llegado el momento! Encima de la mesa hay un plato de “Tournedó de cordero al vino tinto”. La receta está elaborada con el corte del cordero que más te gusta. Al cocinarse se han seguido los pasos exactos para que quede en su punto. ¡Comencemos!

  1. Pon atención al plato de carne de cordero.

El primer paso consiste en apreciar el plato de una manera global, aún sin probarlo. Para ello, es necesario utilizar el sentido de la vista.

Fíjate en su aspecto general y piensa qué es lo que más te llama la atención del plato de carne de cordero.  Quizás está humeante aún, la carne dorada parece en su punto, además está bañada por una salsa que resbala por encima del cordero con una consistencia ideal. Pregúntate, ¿cómo ves el plato?, ¿cómo lo describirías a una persona que no puede verlo?, ¿te apetece a simple vista?, ¿qué piensas del tamaño de los ingredientes?

Estas  preguntas son importantes, pues el aspecto de un plato y unos ingredientes con el tamaño adecuado, ni grandes, ni pequeños, son características que nos predisponen positivamente a que nos guste una comida. ¿Lo sabías?

Por otro lado, el color es unos de los aspectos visuales más importantes por los que los seres humanos evaluamos un plato a base de carne de cordero antes de probarlo. Por ejemplo, los colores intensos nos invitan a pensar que el plato será muy sabroso. ¿Cómo son los colores de tu plato?, ¿qué color predomina?  Cada color, rojo, marrón o dorado,  verde, etc., se corresponde con un  sabor diferente en nuestra mente y nos hace imaginar, dulce, saldo, fresco… ¿Cómo prevés que sabrá el cordero?

¿Sientes cómo se despierta el deseo, como crece el apetito…?

  1. Corta lentamente un pedazo de carne de cordero. 

En tu mano derecha tienes un cuchillo apropiado para cortar carne, en la izquierda, el tenedor. El tacto entra en juego y notas como se clava el tenedor en la pieza de tournedó de cordero que has elegido, sin resistencia alguna. Ahora cortas con el cuchillo, suavemente, como si fuera mantequilla. Llega el turno del oído. Mientras cortabas, ¿has escuchado algún sonido?, ¿ha crujido algún ingrediente cuando ejercías presión?

Y ahora que sujetas el trocito de carne de cordero al final del tenedor, ¿cuánto pesa?

Ya queda muy poco para saborear la carne de cordero, pero antes pregúntate ¿estás anticipando su sabor y lo que vas a sentir dentro de la boca? Estamos seguros de que ya has empezado a hacerte una idea de la terneza de la carne de cordero, de cómo va a derretirse en tu boca, de su textura, del placer que vas a sentir cuando se mezclen cordero y salsa. Lo prevés, lo imaginas. Poco a poco sientes como crece el deseo de meter el trozo de deliciosa carne de cordero en la boca, ¿qué sensaciones estas experimentando?, ¿cómo te sientes?, ¿distingues las emociones?

  1. Huele el trocito de carne de cordero que sujetas en el tenedor. 

Queremos que sepas que los olores son el estímulo sensorial que más recordamos. Así que pon atención a lo que tu sentido del olfato quiere decirte acerca de la carne de cordero, porque lo recordarás por mucho tiempo. ¿Has descubierto nuevos ingrediente que no veías a primera vista?, ¿está cocinado con especias?, ¿logras distinguir los aromas que desprenden  el clavo, la pimienta y el ajo o están ocultos?, ¿qué hay del vino y el brandy? El olor del plato, ¿te evoca algún recuerdo? ¡Piensa en ello!

Collares macerados con ajo y tomillo

Collares macerados con ajo y tomillo

  1. Introduce el trocito de carne de cordero en tu boca, pero aún no lo mastiques.

¡Ha llegado el momento! El sentido del gusto entra en acción.

¿Qué textura tiene? Piensa en la firmeza de la carne, si es suave a la lengua o no. ¿Está tu trocito de cordero bañado por la salsa? Y si es así, ¿tiene una consistencia líquida o espesa, cremosa o granulada?

Poco a poco amplifica la concentración y deja paso a que el sabor te inunde. ¿Puedes sentir como se expande por la lengua ese delicioso gusto a carne de cordero? Desgrana ahora los sabores puros y luego busca los matices, las combinaciones. Con todo, toma conciencia de lo que ocurre en tus labios, en tu lengua, en tu paladar. ¿Cómo están reaccionando a lo que  ese trocito de carne de cordero les hace sentir?

  1. Mastica el trocito de carne de cordero.

Descubre la jugosidad y terneza de la carne de cordero mientras lo trituras y experimenta con el sabor. ¿Están cambiando los sabores que antes habías percibido?, ¿se trata de sabores naturales o en cambio son sabores innovadores que te sorprenden en la boca?, ¿qué le está ocurriendo al trocito de carne de cordero?

  1. Traga ahora la carne de cordero.

¿Permanece el delicioso sabor de la carne de cordero en la boca? ¿Cómo te sientes físicamente?, ¿satisfecho, hambriento o anhelante de más cantidad de cordero?  Estamos en el momento de tomar conciencia acerca de tus emociones, del efecto que el cordero ha tenido en ti. Placer, alegría, plenitud, gratitud serenidad, asombro…

  1. Repite cuanto gustes.

Después de esta multisensorial  degustación de carne de cordero, ya sólo nos queda una pregunta, ¿qué te ha parecido la experiencia? ¡Compártelo con nosotros!