No sólo gracias a los pastores  podemos disfrutar del sabor de la carne de cordero en nuestras mesas. Además del ellos, las mujeres tienen un enorme peso en el mundo rural y vienen aportando su saber hacer, profesionalidad y esfuerzo desde tiempo inmemorial. Hoy dedicamos este post precisamente a ellas, a las infatigables mujeres pastoras que trabajan cada día en el campo cuidando los rebaños y sacando adelante a los corderos.  Sigue leyendo y descubrirás el valor aportado por estas mujeres en la actualidad y a lo largo de la historia. ¡Va por ellas!

Mujeres pastoras en la historia, el “trabajo invisible”

A lo largo de la historia, las mujeres pastoras han tenido un papel poco visible y no por eso menos importante.

Las pastoras repartían sus esfuerzos entre papel tradicional como soporte de la familia y como trabajadora activa en las granjas familiares.  Que el esfuerzo haya pasado inadvertido o “invisible” no deja de ser sorprendente y es que la fuerza de trabajo femenina, ha sido y continúa siendo, esencial para la buena marcha de este tipo de negocios familiares dedicados a la cría del cordero. Históricamente, las granjas de cría de corderos familiares coincidían con las más pequeñas. Sin embargo, este tipo de explotaciones, a lo largo de la historia han supuesto el motor para el desarrollo y la supervivencia de las zonas rurales más desfavorecidas. Las mujeres pastoras han sido una pieza clave para ello.

Si bien es cierto que las labores protagonistas eran realizadas mayoritariamente por hombre, el viaje trashumante, por ejemplo. Ellas no permanecían ociosas. Muy al contrario, se quedaban en las granjas y hacían labores de agricultora y pastora de los animales que no habían podido hacer el viaje. Araban, sembraban, regaban, recolectaban, ordeñaban, sacaban a los animales a pastar, y se encargaban de ayudar a las ovejas a parir. Al mismo tiempo eran cocineras, limpiadoras, cuidadoras de niños y ancianos, costureras y artesanas.

Reconocido o no, no cabe duda que el trabajo de la mujer pastora a lo largo de la historia ha sido fundamental para “…la cohesión social, económica y cultural de las explotaciones rurales” (Resoluciones IV Congreso Federal UPA)

La mujer pastora de hoy.

Sin embargo, en el oficio del pastoreo, hoy en día, las pastoras no son las mujeres de los pastores, son “ovejeras”. Por suerte, aumenta el número de mujeres jóvenes que quieren sacar adelante su granja de corderos y se implican en el negocio de la carne o en el de la transformación de las materias primas obtenidas de las ovejas.

Algunos pastores, jóvenes nacidos en la ciudad, por vocación propia, deciden ir al campo. Entre ellos hay mujeres pastoras. A otras, sin embargo, los pueblos las han visto nacer y crecer, para terminar trabajando en su pasión: los corderos.

La diferencia más significativa entre las mujeres pastoras de hoy y sus antecesoras es la formación.  Entre ellas podemos encontrar mujeres que han estudiado ingenierías y grados superiores como la ingeniería técnica agrícola, grado superior de gestión de empresas agropecuarias y de recursos naturales y paisajísticos. Otras se han formado en las escuelas de pastores con la ilusión de ser dueñas de una explotacición ganadera y vivir en la naturaleza.

La formación de las mujeres pastoras se ha convertido en una palanca estratégica de cara a tener éxito como ganadera. Esto es así, porque les faculta a aprovechar las oportunidades y adaptarse a los cambios actuales.

Lo que está claro es que para las mujeres ganaderas de hoy en día, la estrategia es fundamental. No se trata solo del esfuerzo físico propio del trabajo o de sacar a pastar las ovejas al campo, sino de tomar decisiones acertadas para obtener beneficio de su actividad pastoril. Al fin y al cabo estas mujeres son empresarias rurales. La incertidumbre está estrechamente vinculada al trabajo en el campo. Es necesario hacer cuidadosamente los cálculos, tener en cuenta los riesgos y ponderar escrupulosamente los pros y los contras. Por suerte, estas mujeres ganaderas tienen a su favor, el desarrollo tecnológico y su amor por su trabajo. Esta esta es una profesión que se elige  „por vocación”.

Las pastoras se levantan al alba para atender a las ovejas y corderos, revisan la paja, cargan fardos de cereales para llenar los pesebres, atienden a las ovejas paridas y al resto las sacan a pastar a los montes. Sin embargo, todavía tienen un gran recorrido que hacer en su conquista definitiva del reconocimiento que se merecen en el mundo rural. Ellas participan en todos los trabajos necesarios para sacar adelante a los rebaños. Ahora, necesitan también aumentar su peso en las estructuras que organizan este sector.

Con este artículo queremos mostrar nuestro reconocimiento a todas las mujeres y hombres, que con su esfuerzo logran que podamos disfrutar de carne de cordero de alta calidad. Y aprovechamos para dar voz a este colectivo. Así que sí eres una mujer pastora, te invitamos a que utilices los comentarios y nos cuentes tus experiencias.